Una chica CID en la Universidad de Granada. Mi experiencia de movilidad estudiantil en España

Viajar sola representó un reto para mí; no dudé en ir a los destinos que quería conocer y en el camino terminé en lugares maravillosos que no estaban en mi agenda inicial, pero se quedaron en mi corazón.

Andrea Fernanda Jaime García

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Contarles sobre mi experiencia de intercambio estudiantil es un placer. Siempre quise estudiar en el extranjero. Mi deseo era viajar, conocer y vivir en otro país para tener la oportunidad de aumentar mi experiencia académica y personal. Cuando acudí a la Facultad para pedir información sobre la licenciatura pregunté por los planes de movilidad. Al conocer a mi tutor lo primero que le dije fue: “Quiero irme de movilidad”. Al final decidí estudiar un semestre en la Facultad de Documentación y Comunicación de la Universidad de Granada.

Llegué a mi destino en enero. Los primeros días de mi estancia sufrí por el clima. Creí que por ser de Toluca no me afectaría el ambiente invernal, pero no fue así; allí conocí realmente lo que es el frío. Solo llevaba ropa de verano, me ganó la emoción y no tomé en cuenta la época del año en España. Granada es una ciudad pequeña y pude recorrerla a pie. Uno de los lugares que más me gustó es La Alhambra, es toda una experiencia contemplarla y abril es perfecto para visitarla porque los jardines florecen y la imagen es única.

En Barcelona visitando la Sagrada Familia

Extrañé la comida puesto que allá no usan picante. Por suerte, me llevé mi salsa, para no extrañar el sabor, y paletas de elote con chile para regalarles a mis compañeros el Día de San Valentín. Les causó mucha extrañeza que les regalara un dulce, además creían que era una golosina solo para adultos, pero les dije que en México desde muy pequeños los comemos. Me integré en poco tiempo a la comunidad estudiantil. Entable amistad con los estudiantes locales y con chicas de Colombia, Italia y Argentina. Muchas de las cosas que aprendí, previamente, en la Facultad me ayudaron a demostrar mi capacidad frente al grupo. Había conceptos o habilidades que ellos no dominaban aún y yo sí, ¡punto para la Uaemex!

Comía en los comedores universitarios porque era barato. Sin embargo, el menú se repetía y siempre incluía pescado y naranjas. Toda la comida es empacada, no hay mercados como en México, lo que hace que sea más caro, por ejemplo, una lata de frijoles cuesta hasta ocho euros.  En Granada y en el sur de España se acostumbra que cuando pides una caña (cerveza) la acompañan junto con una tapa, estas se parecen a los molletes mexicanos, pero con diferentes ingredientes. Allá comen mucho dulce en sus comidas, por ejemplo, les gusta mucho el pay de pollo deshebrado con mermelada.

Andrea recorriendo Italia en tren

Lo que más recuerdo por su sabor es el jamón serrano, las aceitunas y una tostada con jitomate molido a la que le puedes agregar sal y aceite; esta última es el desayuno típico. También, recuerdo el vino de verano que es frío y refrescante. Una costumbre que llamó mi atención fue que la hora de la comida y de la siesta es sagrada para ellos, incluso en la Universidad no había clases en ese horario. De la una a las cuatro de la tarde no ves a nadie en la calle.

Uno de mis objetivos principales era visitar París y Ámsterdam, y lo logré. Además conocí Barcelona, Berlín, Londres, Bruselas y Praga. Para moverme a diferentes países usaba aplicaciones que te organizan el viaje, así era más fácil salir y conocer lugares. Uno de los países que más recorrí fue Italia: visité Florencia, Roma, Pisa, Venecia y Milán, solo con una mochila en los hombros. Busqué la manera de encontrar los precios más baratos para viajar más y para ahorrar en comida llevaba mis sándwiches.

Andrea feliz en Ámsterdam

Los últimos días de mi viaje me fui a vivir a Madrid en un hostal y de allí me moví a Toledo, y a Segovia. Era muy organizada. Buscaba tours gratis en internet; podías reservar y el día del recorrido, al final, solo tenías que darles una propina al guía de acuerdo a tu presupuesto además la explicación era en español. Viajar sola representó un reto para mí; no dudé en ir a los destinos que quería conocer y en el camino terminé en lugares maravillosos que no estaban en mi agenda inicial, pero se quedaron en mi corazón.

Si hablamos de lo académico recuerdo especialmente a dos profesores: el de Estadística quien me enseñó pacientemente cómo usar la plataforma digital para la materia, y un maestro que había dado clases en México. La evaluación es diferente, por ejemplo, en  Estadística la calificación era casi instantánea en cuanto terminabas el examen que hacías de manera digital: el sistema te mostraba el resultado. El extra se llama examen de recuperación. Si tienes la calificación más alta del grupo te hacen un descuento en la cuota de inscripción del siguiente semestre. Eso ayuda porque la matrícula es más cara que en México.

Disfrutando de Barcelona

La movilidad asusta a muchos por los recursos monetarios, pero hay becas. Aprovechen los apoyos que nos da la Universidad. Traten de conseguir ayuda en otras instituciones. Cuando me preguntan si recomendaría hacer una estancia académica en otro país mi respuesta es sí, por supuesto. Es una experiencia inigualable. No voy a mentir, claro que el recurso económico es importante, yo tuve la fortuna de contar con el apoyo de mis padres, pero sé que no es así en todos los casos. No va a ser fácil, pero hagan como yo: recaben información, insistan, pregunten, busquen. No dejen pasar el tiempo para conocer los trámites, las universidades con las que nuestra Facultad tiene acuerdos y los requisitos académicos para realizar la movilidad. No lo duden, inténtenlo.

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