El teatro en el 2020

Por: Betania Paniagua

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En lo que llevamos del año, muchas de las actividades humanas primordiales se vieron afectadas por la contingencia sanitaria del COVID-19: nuestro ecosistema, el hábitat natural, las dinámicas sociales, las relaciones personales, familiares, laborales, etcétera. En consecuencia, en un par de meses nuestras sociedades modernas sufrieron grandes cambios y surgió la necesidad de adaptarnos a esta nueva realidad.

No solamente están en movimiento nuevas normas sanitarias que rigen la vida en pandemia y en cuarentena: también los espacios que habitamos cambian, se transforman y nuestra percepción temporal es diversa. Tampoco debemos olvidar que en este encierro uno de los mecanismos que han subsanado la lejanía interpersonal es la posibilidad de una vida virtual: las llamadas y los chats, las redes sociales y los espacios académicos en la red han cobrado especial relevancia en el entorno contemporáneo.

Por supuesto, en el marco de este momento histórico es imposible concebir que el arte se haya quedado quieto e inmutable: de una u otra forma siempre encuentra espacios en los que desarrollarse, la transformación y adaptabilidad son cualidades esenciales del arte. Sin embargo, debido al confinamiento las opciones son limitadas, pero no la creatividad ni imaginación de quienes hacen arte. En consecuencia, la Web se presenta como una opción viable en nuestro contexto para hacer, presentar y sentir al arte moderno y pandémico.

Hoy la dramaturgia encuentra en el internet un nuevo escenario. Debido a la crisis mundial actual, el teatro mediante plataformas de streaming tiene la oportunidad de salir a la luz, de ser visto y consumido por muchas personas. Esta nueva realidad nos permite hacer uso del pensamiento flexible que caracteriza a los performers obligándonos a replantear algunos conceptos y categorías, en definitiva, a adaptarnos junto con el arte y el momento histórico que estamos transitando. Las emergentes estéticas teatrales coviticas ya no pueden definirse por la teoría tradicional de las artes escénicas como, por ejemplo, en su momento el teatro posdramático.

Nos enfrentamos a un proceso de metamorfosis de los paradigmas de toda la vida humana conocida, estamos de cara a nuevas posibilidades comunicativas para la expresión y la comunicación. Gracias al teatro por internet podemos ver propuestas artísticas inimaginables y novedosas. Si bien la multimedia ya encontraba pie en la escena desde el siglo pasado, hoy no solo es un recurso escénico sino también un canal mediático de difusión y acercamiento.

Foto cortesía de Teatro Landó

Si revisamos el comportamiento de los artistas en todo el mundo, en México y, por supuesto, en Toluca observamos se han realizado diversas propuestas originales de productos teatrales que podemos denominar teatro digital, e-teatro o, según Jorge Dubatti, “teatro tecnovivial”. Estos cambios estructurales en la dinámica teatral son el resultado de la nueva normalidad a la cual intentamos adaptarnos y asimilar cada día.

Cuando podamos regresar a los teatros a desarrollar y presentar tradicionalmente nuestro arte, la triada del signo del teatro cambió, el juego escénico se transformó: la relación entre actor/ejecutante con el espectador, el escenario, el espacio, la escenografía, el trazo escénico, todo se ha visto modificado. Tanto los jugadores como el escenario ya nunca van a ser iguales, hemos descubierto otras posibilidades: el arte ha crecido, basta con revisar las propuestas teatrales en Europa post-COVID-19 para convencernos.

Cabe cuestionarnos, ¿por qué nos asusta tanto el cambio si vivimos en un mundo tan veloz e instantáneo? Y peor aún, ¿por qué negar una transformación que nos arrastra como un río torrentoso e implacable? Evidentemente, ninguno de nosotros decidió esta crisis y, sin embargo, la coyuntura actual nos brinda una oportunidad especial: estamos en capacidad de trabajar y crear algo nuevo, posiblemente mejor. Así es el eterno juego del “aquí y ahora”. Debemos entender que el tiempo-espacio se está modificando lo que nos obliga a caminar al lado de la transformación si no queremos quedarnos rezagados. El arte y el tetro nos permiten vislumbrar esa mutabilidad. ¡Larga vida al teatro!

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