«Si me preguntas por Colima, fácilmente te recitaré, con lágrimas de añoranza y palabras de afecto, mis aventuras.»
Mi nombre es Mare, hija de Margarita, retoño de Salvador; heredera y fanática de magnas historias; actualmente, estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Autónoma del Estado de México. Te adelanto que desde niña, mis padres me dijeron que el mundo era muy pequeño y mis pasos muy grandes, también que el miedo era lo único que teníamos asegurado en la vida, por lo cual, cuando decidí emprender mi viaje a Colima, subí a un avión con unas suelas hambrientas, un corazón aterrado y una libreta.
Recuerdo que en el avión me preguntaba ¿por qué nos sentimos en nuestro hogar cuando estamos entre las nubes y no así en la ciudad? Con el pasar de los minutos, descubrí que se debía a que, en ese momento, ni las nubes eran capaces de hacerme sombra y los grandes edificios, montañas y mares se veían pequeños como frijoles.

Mi viaje a Colima fue una gran experiencia. Conocí a grandes personas, aprendí muchísimo y abrí los ojos ante nuestra hermosa cultura. Empezando por lo académico, cabe aclarar que estuve de movilidad en la Universidad de Colima en el Campus Central, particularmente, en la Facultad de Letras y Comunicación.
A partir de la primera clase, noté que la relación entre maestros y estudiantes era distinta a la que conocemos. No era solo un trato cordial y respetuoso, se hablaban con gran sinceridad y, desde mi visión, eran como amigos. En un principio, eso me molestó, no comprendía su forma de interacción. Sin embargo, con el transcurrir de los días, me di cuenta de que tenía su lado positivo, pues la mayoría de los docentes no se conformaría con asignarte un frío diez, sino que te haría recomendaciones y te especificaría en qué estabas fallando y cómo lo podías mejorar.
Además, éramos una familia en la Facultad. Ahí es común compartir mesa con el Coordinador, la Directora o profesores de otras licenciaturas. Sin embargo, un aspecto negativo es que, al existir un límite difuminado entre docentes y estudiantes, muchas veces, las clases no tienen la seriedad debida y los alumnos toman licencias que no deberían ser viables en el nivel superior. Aclaro, no todas las personas son así.

Otro rasgo que me encantó fue que nunca me trataron como foránea, las oportunidades de participar en actividades de la universidad fueron las mismas para todos. De hecho, pude cumplir tres de mis grandes sueños: tener un programa de radio donde, por cierto, entrevisté a un escritor colimense, publicar mis textos y crear una ficción sonora.
Hay que mencionar que la perspectiva educativa en la Universidad de Colima es diferente en determinados aspectos. Por ejemplo, en el plan de estudios abundan los textos mexicanos y latinoamericanos, asimismo, hay un énfasis especial en la creación de arte y filosofía. Mientras que nosotros estamos más enfocados en la literatura universal, viajamos por diversas corrientes y movimientos artísticos. Se nos prepara para encontrar múltiples significados en los versos y los párrafos, conocer las normas de nuestra bella lengua, redactar de tal manera que la Mtra. Alejandra Miranda se sienta orgullosa, así como contagiar el gusto y emoción por la lectura como lo hacen nuestros profesores (Mtra. Coral Herrera, Mtro. Juan Carlos, Mtra. Lupita González y el Mtro. Gerardo Meza).
Pasando a otro tema, he decir que los colimotes adoran sus tradiciones, las presumen cada vez que pueden. Cuando no eres local, te llevan a conocer las enchiladas de mole dulce, los sopitos, el picón y el ponche de Colima (bebida alcohólica). Se enorgullecen de sus jardines, te invitan a deslizarte por “La piedra lisa” que, según cuenta la leyenda, si te resbalas, regresarás y te casarás con alguien de Colima. En otras palabras, valoran muchísimo su cultura, están orgullosos de ser mexicanos. Puedo afirmar que este mágico lugar ayuda a amar nuestra hermosa cultura, vernos tan fuertes como nuestros ancestros y a descubrir que Colima es mucho más que sus playas.

Por último, es muy común que en Colima te encuentres rodeado de naturaleza y arte. En mi experiencia, tuve la oportunidad de escuchar a poetas recitando en la Concordia; asistir al Festival de Cine Documental Mexicano Zanate; contemplar largometrajes en el Museo Regional de Historia de Colima; cantar con Flor Amargo; aplaudirle al Ballet Folclórico de la Universidad; apreciar cortometrajes en la Cervecería de Colima y conocer a excelentes personas y artistas como Ianis Guerrero, Gloria Vergara, Juan Pablo Rulfo, Juan Carlos Rulfo, Seth Álvarez, Alberto Llanes, entre otros. Cabe decir que todo lo anterior fue gratis, Colima es una tierra económica en tanto a transporte y entretenimiento.
En fin, en el supuesto me preguntes si recomiendo la movilidad estudiantil, responderé que existen diversas experiencias en la vida, algunas son pasajeras y hace falta que alguien o algo crucé por tu mente para recordarlas, por ejemplo una foto, una canción, una frase… esto es reminiscencia, la cual es bella, pero vaga. Sin embargo, hay otras que no necesitan que alguien te las recuerde porque viven ancladas en tu alma y, si me preguntas por Colima, fácilmente te recitaré, con lágrimas de añoranza y palabras de afecto, mis aventuras.