Lo importante es leer, ¿no?

Por: Alex Haro

Una realidad que a todos los literatos nos duele reconocer es que México no es un país lector. Entiéndase que, por lector, me refiero a las personas que consumen literatura, y no a la famosísima “TVyNotas”, una de las revistas más leídas en nuestra república.

Sin embargo, no es muy común que existan públicos lectores de literatura en nuestro país. Por lo tanto, cada vez que se forma uno, los literatos lo percibimos como una enorme victoria. Como cualquiera de mis colegas podrá confirmar sin problema, siempre que convencemos a nuestros alumnos de aventurarse con las letras recibimos una satisfacción sin precedentes.

Por ello, cuando recién comenzamos a presentarles el mundo de la literatura, lo más importante no es lo que lean, sino que empiecen a desarrollar un hábito lector. Si tienes que recurrir a novelas juveniles “de moda” y best-sellers, libros de autoyuda o, incluso, historias de wattpad, ¡hazlo! Una vez que sienta el gusto por leer, la mayoría de las personas buscan ampliar sus horizontes. No obstante, ¿qué ocurre con los otros lectores que, por decirlo de alguna forma, se “estancan” en un tipo de literatura considerada como inferior o “basura”?

En primer lugar, tendríamos que ser un poco más claros acerca de qué es lo que consideramos como literatura “basura”. ¿Acaso cualquier libro que tenga cierto nivel de fama y difusión es malo? ¿Todos los libros para niños y jóvenes tienen poca calidad?

A mi parecer, ambas respuestas son negativas. Ya saben que no coincido con las personas que repudian todo aquello que sea conocido y popular; los típicos únicos y diferentes que se reconocen fácilmente gracias a frases como “yo los/lo/la apoyaba antes de que fuera famoso”. Por otro lado, si bien hay muchos muy bien ejemplos de literatura juvenil mediocre, por no decir terrible, no es correcto juzgar a todo el subgénero por unos cuantos ejemplos. Así como hay algunas obras de bajísima calidad, existen escritores de literatura juvenil que son maravillosos. Por si les interesa alguno, yo recomiendo mucho a Laura Gallego García.

Entonces, ¿a qué podemos llamarle literatura “basura”? En mi opinión, y sin afán de poner ejemplos para no herir susceptibilidades, se puede considerar como literatura “basura” a todas las obras que se limitan y mantienen en el nivel más simple del lenguaje literario. Me refiero a libros que no paran de caer en lugares comunes, con anécdotas simples y predecibles, que no permiten interpretaciones que vayan más allá de la simpleza de la trama, etcétera. Ya cualquiera de ustedes podrá pensar en un ejemplo específico.

Ahora bien, una vez establecido eso, ¿qué ocurre con la gente que se queda solo con ese tipo de literatura? Como soy una persona honesta y trato de ser coherente con lo que ya he dicho, en realidad no ocurriría nada. Sí, ¡absolutamente nada! Así como ya he repetido varias veces que no hay nada de malo con la gente que no lee, tampoco hay problema alguno con que una persona se la pase toda la vida leyendo, única y exclusivamente, a Paulo Coelho (sí, tuve que buscar en Google cómo se escribía).

Los beneficios de la lectura que obtiene una persona, como el desarrollo de una buena memoria, el reforzamiento del léxico y el aumento de la capacidad comunicativa, los seguiría recibiendo, aunque solo lea libros de autoayuda. No obstante, y como también ya se ha comentado en esta misma columna, ella misma se limitaría en exceso.

Pensémoslo de esta forma, aprovechando que soy un gran admirador de la comida: si bien todos y cada uno de nosotros tenemos nuestra comida favorita, una de las mejores experiencias culinarias de nuestra vida ocurre cuando nos damos la oportunidad de probar cosas nuevas. Claro, yo amo los tacos al pastor más que a nada en este mundo, pero, ¡imagínense que, el resto de mi vida, solo pudiera comer eso! Llegaría un punto en el que, por más aprecio que les tenga, ya no los soportaría.

La gente que se queda solo en la superficie, en la punta del iceberg del mundo literario, se autolimita en las múltiples posibilidades de experiencias estéticas que ofrecen las letras. Si únicamente se mantiene leyendo las novelas de Coelho, jamás podrá gozar de Tolstoi, Borges, Garro, Castellanos, Rulfo, Tokarczuk, Molière, Neruda, Cortázar, Dávila, Quiroga, Racine, Lorca, Quevedo, etcétera. ¿Qué sentido tiene acceder al maravilloso mundo de la literatura si nosotros mismos nos privaremos de probar todas sus mieles?

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