
Ya que empezamos a hablar sobre los clásicos, hay un dramaturgo que de ninguna manera podría faltar en esta lista, hablamos del británico William Shakespeare. Con inicios bastante humildes, William pasa la mayor parte de su juventud en la localidad de Stratford-upon-Avon, al sur de Birmingham. Es en esta localidad se casa y tiene tres hijos, después de estos nacimientos pasarán 7 años en los que, hasta la actualidad, nadie sabe qué ocurrió con él, son los llamados “años perdidos”.
La parte de su vida que más nos interesa es a partir de sus 26 años de edad, cuando se traslada a la capital inglesa, Londres. Es aquí donde comienza su carrera como dramaturgo y actor dentro de la compañía Lord Chamberlain´s Men, que más tarde, gracias al favor del Rey Jacobo I se convertiría en la King´s Men.
Con el aumento del interés por las representaciones teatrales en el público londinense, se dio un “boom” que no sólo es perceptible en las estadísticas, pues durante la época se llegaron a construir nueve teatros. También, se calcula que hasta 15,000 personas asistían cada semana a los teatros. La obra de Shakespeare es también un testigo de este fenómeno: 15 comedias, 11 tragedias y 8 dramas históricos son el legado que el dramaturgo dejaría a la literatura dramática inglesa.
Shakespeare escribió todas sus obras para ser representadas por su propia compañía, se dice que las escribió a un ritmo promedio de dos obras por año, además realizó colaboraciones y se desempeñaba como actor dentro de su misma compañía.
Nuestro dramaturgo no superaba los 36 años de edad cuando ya había escrito obras como: Sueño de una noche de verano, Romeo y Julieta y El mercader de Venecia. Apenas entrados a los años 1600, ya contaba con sus grandes éxitos Macbeth y Hamlet, esta última considerada su obra más larga, cuya representación completa requiere de aproximadamente 4 horas.
El legado de Shakespeare aportó enormemente al idioma inglés, pues el dramaturgo inventó alrededor de 1700 palabras y expresiones que fueron utilizadas por primera vez en sus obras: la frase “no todo lo que brilla es oro” y el nombre femenino Jessica son ejemplos de estas.
Todo parece indicar que, con apenas 50 años de edad, William Shakespeare se retira para regresar a su ciudad natal donde años después moriría.
A pesar de ser uno de los mayores exponentes en la historia de la literatura inglesa, una gran parte de la vida del dramaturgo sigue siendo un misterio, existen críticos y estudiosos que incluso afirman que el hombre jamás existió, que fue tan solo una figura ficticia bajo la cual distintos escritores publicaron para permanecer en el anonimato.
Sea como sea, son la importancia y vigencia de los temas tratados en sus obras, la capacidad de crear personajes memorables, sumamente complejos, la forma de representar las emociones humanas y la gran conexión que logra entre su obra, los actores y el público, lo que hacen de la figura de Shakespeare una de las más importantes en la historia de la literatura universal.
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