No quiero hacer teatro para teatreros, quiero hacer teatro para la gente, para mí gente
¿Cómo fue y dónde comenzó su formación como actor?
Empecé haciendo teatro un poco por accidente. Yo quería estar en este medio y lo recuerdo desde niño, a mí me gustaba participar en todos los eventos de la escuela, ya sabes, Día de las madres, Día del maestro, entre otros eventos. Yo como todos, salía en los bailables de la primaria.
En la secundaria, pues, no teníamos educación artística, bueno, teníamos música, que era la única opción. Entré a música; aprendí a tocar la flauta y cantar, porque se hizo un Coro. Participábamos en los concursos de las escuelas. Me acuerdo que quedábamos en los primeros lugares a nivel Ciudad de México o Distrito Federal en aquel entonces. En tercero de Secundaria fue justamente cuando ocurrió el temblor del ochenta y cinco, que se suspendieron las clases prácticamente todo el año, entonces hubo una Asociación llamada Unión de Vecinos y Damnificados en el 19 de septiembre, esta era una casona habilitada para Casa de Cultura.
Yo fui a ver ¿Qué encontraba? Cuando vi que había Teatro, me metí. Empecé a tomar clases y me gustó, después supe que el maestro era alguien reconocido: Antonio Argudín un Dramaturgo veracruzano, con él, empecé a hacer teatro y me gustó, me encantó estar haciendo teatro con él, fue el inicio. Así me llamó la atención y estuve cuatro meses, dos veces por semana. Salí de la secundaria, y quería seguir haciendo teatro, pero por travieso en la Secundaría no terminé una materia, y tuve que perder ese año. En el Colegio de Bachilleres si te aceptan cada semestre, entonces antes de que pasara el semestre pagué mi materia, entré al Colegio de Bachilleres, pero deseaba entrar al Conservatorio, para ser cantante porque mi abuela cantaba, y mi papá también fue cantante; era tenor y cantaba en coros, él era solista de los coros, entonces a mí me gustaba mucho este rollo del canto, que no se me da. Después lo tuve que reconocer, el canto no es lo mío, estando en el Colegio de Bachilleres. Estudié en el Colegio de Bachilleres 20 que está en la Colonia del Valle de la Ciudad de México que además tenía una Compañía de Teatro, a la que me inscribí. Había pensado que no me iba a quedar en Bachilleres porque quería ir al Conservatorio. Entré al taller de Teatro y prácticamente me dediqué a hacer Teatro en Bachilleres, y todas las materias; bueno ni entraba. Como podrás darte cuenta siempre fui medio relajiento, en realidad me saltaba las clases para estar en el taller de Teatro y como casi todo el día se hacía escenografía, me encantaba estar ahí, reprobé todo el semestre.
Fui al Conservatorio y el Director me recibió. Yo era un escuincle con 14 o 15 años, que llegó a hablar con el Director del Conservatorio, para que me orientara, me dio la entrevista, muy amable él, no recuerdo su nombre, pero me dijo — no—, estas muy chico, espérate a los 18 años para cuando madure tu voz, vienes a hacer tu entrevista, además sigue estudiando, has la prepa; ¿Por qué no haces la prepa en un CEDART? Para mí era algo desconocido. No tenía idea de qué era eso. Busqué qué con el CEDART, se abrió la Convocatoria y el día que fui, me tocó la última ficha, para los CEDART´S. Afortunadamente, hice el examen y quedé. Ahí te daban las materias artísticas a parte del Bachillerato, materias como Danza, Música, Teatro y Artes Plásticas, y yo iba con la meta de meterme a Música, pero mis maestros de música no me atraparon, sin embargo, la materia de Teatro que impartía Mario Balandra un gran maestro, él reforzó mi cariño por el Teatro y de alguna manera su amor al teatro, y entrega, y todo lo que nos decía, me enamoró del Teatro. A partir de ahí decidí que a eso iba a dedicarme, seguí en el CEDART, entré en específico a Teatro. Me enteré que existen escuelas profesionales, porque venía de Escuela Pública y no pensaba que la Carrera en Teatro se podía estudiar. Creía que era de irse metiendo a partir de contactos y cosas así, entonces salí del CEDART, apliqué al Centro Universitario de Teatro, el CUT, y me quedé. Fue un examen bastante rudo, lo comandaba Julieta Egurrola, duró un mes, después deciden quién se queda y quien se va, afortunadamente me quedé, hice el CUT. Paralelamente me iba al ENAT y tomaba clases de oyente, también iba a clases a la Facultad de Filosofía y Letras, donde tomaba clases con Marcela Ruíz Lugo y Gonzalo Blanco. Así fui relacionándome con las distintas escuelas que impartían la carrera. Me contactaba con compañeros de ambas escuelas que hacían montajes, andaba en todo con toda la energía para hacerlo después tuve una invitación de mi maestro Raúl Zermeño, en ese entonces director del CUT, él impartía la clase de Dirección de Actores en el Centro de Estudios Cinematográficos, y me invitó, porque quería que participara con sus alumnos. Empecé a trabajar en el CUT haciendo cortometrajes.
Cuando hice mi primer cortometraje tenía 19 años, cumplí 20 y ya había hecho cuatro cortometrajes. Fue un momento importante para mí, porque estaba iniciando, venía de no saber que esto existía, y ahora me encontraba en la carrera de Teatro y en la carrera de Cine; haciendo cortometrajes con los compañeros de Cine. Para mí todo era una fiesta divertida, entretenida, apasionante y deslumbrante, porque iba descubriendo éstos universos, el universo del Teatro y el Cine. Cuando tenía maestros que había visto en Cine o en Televisión, decía wow. En el Cine, ver las luces y todo el set; me maravillaba estar ahí, sin darme cuenta fui aprendiendo a hacer Cine y a actuar. Para mí era como jugar, estar en un mundo desconocido que siempre anhelé. No sabía que estaba entrando. Era tan maravilloso y no me daba cuenta que estaba aprendiendo.
En el momento en que se enfrenta al Teatro y a la actuación, ¿Qué se le hizo más difícil de haber estudiado actuación?, ¿Qué se le hacía complicado? al punto de querer desistir en sus estudios
Sí lo hubo, hubo varías crisis. Decía el Mtro. Zermeño — a todos nos educaron o los educaron las Telenovelas— Porque veíamos Telenovelas de niños, y de alguna manera este es el parámetro de actuación ¿no?, o las películas del Cine mexicano que son menos dramáticas, uno actuaba siguiendo sus patrones, y cuando estuve en las primeras dos, con Antonio Argudín en Bachilleres, era más jocoso, era libre de hacer reír con toda la intención. Cuando paso al CEDART, me empiezo a dar cuenta que no, que hay una técnica, hay procesos, etc.
Cuando abordaba el Teatro desde Stanislavski, no entendía bien, el maestro sí, pero nosotros no, como que cachábamos lo que nos decía y todavía se hablaba de la memoria de emociones, entonces a todos nos veías así bien intensos, queriendo sacar la emoción, cuando paso al CUT rompí con eso y entré en conflicto pues de repente no daba una, todo me lo rechazaban los maestros, decían: no es por ahí. Todo lo anterior había sido muy disfrutable y ahora era conflictivo y yo quería, y decía, ¿por qué? estoy trabajando mis emociones, pero no, era por otro lado, ponía la intención en otro lado, mis objetivos eran otros.
Es decir, entré en crisis, y estuvo bien, porque ahora me doy cuenta, que eso que traía eran clichés y lugares comunes. Durante la carrera traté de limpiar y de ir formando un actor más consciente y crítico, no solamente era divertir, era tomar con seriedad el estudio de la actuación. Entré en otra crisis porque dejó de ser disfrutable, tenía que ser intenso y tenía que ser transgresor en lo que hacía. Hablo de que tenía veinti tantos años, y me pregunto ¿Qué tan trasgresor puedes ser? No estoy descalificando que muchos lo pudieran lograr, en mi caso no, no encontraba el sentido, y creía que ser trasgresor tenía que ver con dar a conocer un discurso muy importante, eso me bloqueaba. A veces el discurso está en la simpleza, en lo cotidiano, sin embargo, uno se distrae, uno siempre está aspirando a cómo hacer grandes personajes, pero encontraba dificultades en lo que quería decir, sin embargo, lo que tenía que decir, tenía que ser importante; pero para mí. Ya nada parecía tan importante, entré en una crisis espantosa; en cuanto al discurso como actor, me estaban formando con la técnica, los métodos, aprendiendo de la historia, el panorama, y todo lo que involucra al Teatro. Empezó a dejar de ser disfrutable, porque era el más criticón de todos, nada me gustaba, todo no cumplía con mis parámetros. Ahora veo a los compañeros Universitarios, ahora alumnos y digo que es un mal de la Universidad, pues llegas a la Universidad, te llenas de información y todo lo descalificas. Bueno es normal, estaba en un proceso, saliendo de otras crisis, relacionadas con lo laboral, es decir, no siempre está quien debe estar en el escenario, no siempre se le dan los apoyos a quien se lo merece. Todo ese tipo de cosas que hemos vivido, y que espero desaparezcan con las nuevas políticas, me deprimió mucho, ver que el Gremio hace Teatro para ser validado por el propio Gremio, por ejemplo: yo Director hago una obra, no para el público, sino para que los compañeros que ya son Directores y Dramaturgos me validen, y me aplaudan, y así entrar al Gremio. Se vuelve un círculo de aplaudidores, que también rechacé y por lo que pensaba dejar esto, dije no; es mi vida, me apasiona. De ahí decidí, no hacer Teatro para que me validen, no quiero hacer Teatro para teatreros, quiero hacer Teatro para la gente, mi gente, mi barrio, mi mamá, mis hermanos, mis amigos, porque a ellos les quiero decir cosas, no porque no haya caído en la trampa de querer validarme, después dije ¿para qué? Han sido ese tipo de crisis las que he tenido.

Nos comentaba que ha trabajado en Cine, cuéntenos un poco de cómo fue su trabajo en Cine y en Televisión, si es el caso, y ¿Cómo se enfrenta a ese nuevo lenguaje de la cámara? ya que en el teatro no se trabaja frente a cámara
Mi primera película se llamó Réquiem, de Ricardo González, no es la famosa Réquiem, es otra, después de esa película no supe de él, creo que ya no siguió haciendo Cine, después en la clase del maestro Zermeño, ahí haciendo ejercicios, uno de sus alumnos me dice — quiero que estés en mi cortometraje— Yo encantado, dije va, ¿Qué tengo que hacer ?, me dio un guion. De entrada, vi un guion que no se parecía en nada a un texto de Teatro, porque venían acotaciones. Todo lo que tenía que hacer era una descripción del personaje, de las acciones, lo que dice, a parte va fraccionado, a diferencia del Teatro donde viene todo lo que vas a decir de corrido, no te dice acciones, muchas veces, las va proponiendo el Director, o tú las vas proponiendo, acá en el cine, te detalla todo el guion. Yo pensaba ensayar mi escena como lo decía ahí, ensayaba en mi casa, decía mis diálogos, así como ensayaba el teatro, cuando llego set , oh sorpresa, nada que ver — vamos a hacer ahora la parte donde tu volteas y dices tal cosa, pero te vas a parar aquí y aquí, la cámara está así — dije chispas, entonces quería empezar a hacer, toda la escena, y me decían, —no— nada más es esta partecita, cuando volteas —Acción, corte — nada más es esa parte, ahora —entra tu mano y pones tal cosa, y se oye que dices tal cosa— y entonces la dices, y ahí fui entendiendo que no es como en el Teatro. En el Teatro el actor es centrista, en la escena del montaje, el actor es el centro. No es el Dramaturgo en quien gira todo, y después de que esta el Hecho teatral, es el actor, entonces tú te explayas, dominas el escenario etcétera. En el Cine eres tan solo un elemento más, un discurso de todo un elemento visual, lo fui entendiendo a partir de la escena que ensayé, que nunca se vio, o no se vio como la ensayé. Una parte la hicimos un día, fue casi el final, después al siguiente día el principio. Ahora surgen las preguntas stanislavkianas ¿De dónde vengo? Ah vienes de tal lugar, ah va, después de esto sigue tal cosa. Ahí vas aprendiendo cómo ordenar tus escenas, y tener clara, esa secuencia, que se tiene clara en el Teatro, y en el Cine esta fraccionada y revuelta, porque puedes el primer día grabar el final de la película, pues tienes que tener presente cómo hiciste el final de la película, la escena que va previa a esa que filmaste primero, la vas a hacer quince días después para que tenga congruencia, que no quede una en un nivel, y otra en otro, o al revés, y el final esta acá abajo, aprendí a cómo hilar todo ese proceso.
¿Cómo aborda usted un personaje? ¿Tiene alguna metodología en particular?
Te pude haber dicho, si, si tengo una metodología ahora, quizás sí, pero los procesos se van modificando, pues abordo el texto primero, voy leyendo y conociendo un poco de lo que ocurre en la historia, después ¿Dónde están?, el contexto, y me hago la gran pregunta ¿Quién soy?, en primera persona, es decir, yo no me pienso Juan Carlos el actor, sino, yo ya soy el personaje. Empiezo a preguntarme ¿qué haría?, ¿qué hago aquí?, ¿qué me está pasando? respondo ante la situación, tomando en cuenta todo el contexto, no pienso: soy Macbeth, y voy a tomar un taxi.
Vas acoplándote poco a poco a esa ficción planteada, y te preguntas ¿Qué quieres?, ¿Qué objetivos tiene este personaje? El actor cuando estudia, se dice qué tiene objetivos, cuando se estudia al personaje, te dice qué quiere, y vas a tratar de conseguirlo, probablemente habrá obstáculos, mientras se avanza, encuentras, qué le ocurre al personaje, pero de lo que le ocurre al personaje, puedes hacer un análisis de mesa, está bien hablar del tema y de la obra, pero con lo que le ocurre al personaje, puedes hacer un planteamiento maravilloso, súper alucinado de lo que es, y cuando subes a escena, no funciona nada de eso, ahora, mi idea es irlo construyendo sobre escena, un poco siguiendo el método de las acciones físicas y de alguna manera, lo sigo, ya tiene actualizaciones, no porque quiera decir, le voy a corregir la plana al maestro Stanislavski o al maestro Raúl Serrano, no, simplemente la búsqueda, en el seguir de la metodología, vas encontrando cosas nuevas que no se han planteado o yo lo replanteo, no quiere decir que ellos estén mal. De acuerdo a nuestros tiempos quizá el maestro Serrano hace algunas aportaciones al método de Stanislavski y creo yo, siguiendo este método, pudiera estar aportando también algunos descubrimientos de esa misma metodología, espero no ser demasiado pretensioso, pero si, voy en búsqueda de ese método, no hay un método fijo, siempre estás en constante movimiento, en la búsqueda de una metodología, que espero nunca termine, y nunca se fije, porque puede ser aburrido.
¿Qué disfruta hacer más? el trabajo que hace en Teatro o el trabajo que requiere para hacer Cine, ¿Hay algo que disfrute más? o cada uno tiene sus particularidades
A ambos los disfruto de diferente manera, si, porque son dos amores distintos, en el Cine he intentado elaborar algunas cosas, han sido muy pequeñas, entre ellos cortos. Pretendo empezar a dirigir cosas, por lo menos algunos mediometrajes. Espero que este año pueda hacerlo, he estado más como actor en el Cine, disfruto mucho actuar en Cine, porque prácticamente te ponen todo, en el Teatro tú haces la adecuación de imaginar y recrear, y con todo ese trabajo proyectar lo que sucede, al espectador. En el Cine prácticamente te ponen todo, hasta la lluvia. el viento, todo está ahí, solo tienes que estar, eso facilita tu trabajo actoral y lo disfrutas, es muy cansado porque a veces son horas, todo el día, toda la noche, pero es disfrutable, cansado físicamente pero rico. El Teatro lo disfruto por el contacto que tienes con el espectador, ese ritual vivo, me parece una maravilla, viéndolo así, como un ritual que viene desde hace millones de años por lo menos 2000, poquito más y que siga vivo, el interés del público, que hay personas que se suben a escena, que trabajan varios meses para armar algo, que va a ser visto por otras personas, ensamblar, ensayar. Me parece un acto de amor, no solo para uno, uno lo hace porque le gusta, pero empiezas a hacerlo porque quieres compartir algo, quieres mostrarle algo a alguien, eso es lo que te engrandece o te ennoblece como actor, y como persona.
En el Teatro he descubierto muchas cosas, me ha abierto puertas para disfrutar la vida de otra manera, si no hubiera entrado a Teatro, no lo hubiera vivido porque mi familia no estaba vinculada al Arte, pues no había universitarios en mi familia, ahora tengo primos y hermanos Universitarios, es decir el ser Universitario te acerca a una visión Universal. Cuando yo era pequeño no tenía a alguien que tuviera esa cercanía con la Universidad, incluso pocos vecinos iban a la Universidad, pero el Teatro me ha permitido, por ejemplo, en el barrio donde crecí, no se ven o llevan Teatro, o invitan a la gente. Invitar a la gente a ver Teatro, para ver que existen otras posibilidades de vida, que parece les pudiera cambiar, porque he visto en estos lugares vidas bastante sufridas, y que si bien otro panorama, les puede ayudar a salir de eso. Justo una de las obras donde estaba trabajando, habla de la explotación de unos pocos de una manera jocosa, divertida, donde podíamos ver la explotación de una manera, tomar esos temas sirve para que mi familia vea que, hacer Teatro es disfrutable por lo que puedes decir y ayudar un poco a modificar el mundo, queríamos cambiar el mundo y sí, a lo mejor el mundo se cambia, pero se cambia granito a granito, para poder llegar a la transformación del mundo así en su totalidad. Después fui aprendiendo de lo que es persona a persona y en medida que esas personas vayan cambiando, el mundo se ira modificando y lo disfruto, yo creo que con la misma inmensidad no me había atrevido a ser yo.

¿Hay alguna temática que le cueste trabajo interpretar en algún personaje?
No, creo que no he tenido algo que yo diga que no puedo hacer. Me reusé a hacer un personaje, fue más una cuestión de Campaña política, se trataba de trabajar contra un partido de izquierda. Los iluminados del Partido Acción Nacional, me estaban contratando para que yo hablara mal del actual presidente, te estoy hablando de la campaña de 2012, cuando iba a entrar Peña Nieto y estaba justamente de candidata Josefina Vázquez Mota. Consistía en que yo hablara mal de López Obrador y a favor de Josefina Vázquez Mota, ahí me rehusé, porque no era ficción, iba a ser una mentira, ella no era ficción, se buscaba incidir en un voto, el cual si iba a intervenir en la decisión de la gente, no era un personaje que iba a trastocar el tema, por ejemplo, si en una película, me toca ser un panista, bueno lo hago, no tengo problema, pero aquí era una campaña para desprestigiar a un candidato, que además yo apoyé, es la única vez que me he negado a trabajar. Recuerdo que tenía mucha necesidad económica en ese momento y la paga era excelente, pero bueno, así ocurrió.
Para el joven que este leyendo la entrevista y quiera estudiar actuación ¿Qué consejo le daría?
El consejo que le daría es que se entregue al estudio de manera apasionada y rigurosa, no rígida; rigurosa, lo digo por experiencia, porque de repente me faltó rigor en algunas cosas, después tuve que ir subsanando y cubriendo, tuvo que ver con la edad, pero si de algo sirve la experiencia. No hay que distraerse en cuestionar tanto, a veces cuestionan al maestro por cuestionarlo, no porque yo esté dando clases, sino porque de repente para qué sirve tanta pregunta, o cuestionar al maestro, en lugar de comprobarlo uno mismo, y al ejecutarlo, ver si funciona o no, pero se mantienen en la saña de desafiar, si sé más que el maestro, o no, o a ver si se equivoca, eso no nos sirve para nada, apliquémonos, y seamos rigurosos en nuestro trabajo, apasionados, creo que mi mayor consejo sería ser disciplinados y no ser tan dilatantes.
¿Le es fácil desprenderse de un personaje al momento de terminar la actuación?
Es bien raro, porque uno termina la función y dice ya, sueltas, te quitas el traje lo cuelgas y luego eres tú, pero en alguna ocasión descubrí que ese proceso es más largo, es un sentimiento que vas adquiriendo poco a poco, te queda ahí y después para que se diluya tiene que haber un proceso de salida, es una de las cosas que descuidamos de los procesos actorales. Tanto en actores e incluso profesores, termina la temporada y ahí se queda, es como una historia de amor donde nos enamoramos, andamos y de repente, nos vamos abruptamente, ahí seguimos enamorados adoloridos y tarda en que se diluya, hasta que dices ya no me importa, o dices ya estoy en paz con esa persona, lo mismo pasa con los personajes, de repente lo vas entendiendo, durante el proceso, cuando estas en temporada estas en el personaje, termina la temporada y cada quien para su casa. Me di cuenta que de repente termino la temporada de este personaje y en mi vida cotidiana empezaba a tomar decisiones de acuerdo al proceso mental del personaje, entonces era “a ver”, ¿Por qué estoy haciendo esto? Hasta que empecé a descubrir que estaba pensando y reaccionando conforme al personaje que yo hacía. Si nos metemos a indagar cómo piensa el personaje, a construir la lógica de esos personajes. Cuando termina la temporada no hacemos un proceso de salida del personaje, de reconstrucción de ti mismo y eso es lo que si me ha ocurrido, platicando con mi compañera Berta Vega, hablábamos de eso, que hacemos uno y otro montaje, y no hacemos esa sanación, ese exorcismo del personaje y a veces andamos cargando muchas cosas que no son nuestras, son de los personajes, traes a veces una historia, y enojos, porque sigues la lógica de pensamiento del personaje. Ahora que lo descubrí, termino una temporada y digo “este soy yo”, parece como de esquizofrénico, pero es real, debemos hacer un proceso de depurar, de sacar al personaje y regresar a tu realidad, para poder tomar decisiones ante otra lógica, somos tan interiores, quizá si alguien no lo entiende dirá que en qué locura se mete, pero si, si me cuesta salir, como también me cuesta entrar, pues no solo es aprenderte el texto, hace poco lo entendí, y creo; debería ser una materia de actuación, ¿Cómo salir del personaje?

¿Tiene alguna obra de teatro favorita?
Son varias, una que me gusta mucho, es Shakespeare, Macbeth , Ricardo III, Otelo, en especial Ricardo III y Macbeth, después hay una que se llama Los tiempos y la habitación de Botho Strauss, me gusta mucho, porque plantea una habitación en donde ocurren cosas simultáneamente en distintos tiempos, vemos a los personajes que entran a una habitación, por parejas o cada personaje; a mí me parece apasionante porque el tema de la simultaneidad de tiempos o de las dimensiones, me encanta, por eso yo abordé una obra que se llamó El Punto de Antonio Álamo, que le da nombre a mi compañía, es una especie de Esperando a Godot contemporáneo, porque le tienen miedo a un personaje que se llama El punto, y El punto hace, El punto lo ordena, ¿tú conoces al punto?, si claro yo lo conozco, hay un momento donde aparece el personaje y a todos lo vemos asustados, desaparece, y ellos dicen: era El punto, nadie conocía al punto. puede ser una construcción de lo que todos creemos, y se sanciona, y no sabemos si existe El punto, esas son las obras son las que a mí me gustan por los temas, las dimensiones. En el CUT hablaba de la sincronía de dimensiones, lo que ocurre en ese espacio también está ocurriendo con otros, en otra dimensión de manera distinta, todo este juego de dimensiones, de juegos de tiempo, me gustan todas las distopías, me entusiasman mucho.

Si le dieran a elegir una cosa a la que se tuviera que dedicar, entre seguir siendo Actor, manejarse como Director o como Docente ¿Cuál elegiría y por qué?
Cuando era estudiante pensaba que los maestros debían estar en activo, era padrísimo porque los podías ver, pero a veces se tiene la idea de que los que son maestros de Teatro o de actuación es porque no la han hecho en su carrera, yo nunca pensé ser docente, cuando me empezó a gustar todo lo que son las técnicas y métodos de actuación fue con Raúl Zermeño, le agarré el gusto al estudio de las técnicas y los métodos, con Arturo Ramírez Carnero, que también es un docente, impresionante y Miguel Ángel Rivera, docentes con los que yo he aprendido a seguir técnicas, que tenían unos procesos de enseñanza muy claros, me llevaron a apasionarme con el estudio, después empecé a querer experimentar con estas técnicas. Te conviertes en director, y una vez que eres director, te encuentras con que los actores traen un bagaje, y debemos generar. Al convertirse en docente, compartes el conocimiento, vas explorando, porque sí, te preguntas ¿si yo comparto todo lo que sé? También aprendo, porque vas poniendo en práctica cosas que la Academia te da, pero si es por gusto, como actor de Cine.
¿Qué papel cree que juega o debería jugar el Teatro en nuestra sociedad?
El Teatro juega en varios niveles, uno es el de la reunión, reunir a espectadores a mirar algo. El ritual te ayuda a formar parte de una comunidad que todavía no tiene nada que ver con lo artístico, la idea de convocar a la gente a hacer un acto común, es como ir a misa, se vive, se conoce, miran algo, eso que miran lo comparten, los une, eso hace el teatro, reunirnos para ver algo, y compartir, nos enlaza, vincula, por otro lado, el quehacer teatral, el hacer Teatro nos ayuda a ponernos en los zapatos del otro, a sensibilizarnos. Llegar a la manera de pensar de un personaje para desentrañarlo y entenderlo como seres humanos, mostrarlo al público, y al final decirle así actuamos. y pensamos, no nada más es la reunión. Es que en comunión tratemos de modificar lo que está ocurriendo, por ejemplo, los discursos que ahora las mujeres han puesto sobre la mesa acerca de la Equidad de género, cómo es que las mujeres se han puesto a hablar, se han reunido, cerrando las puertas para los hombres y reunirse entre mujeres, hablar de lo que es ser mujer, de lo que les pasa, sobre sus vulnerabilidades.
Ahora nos toca a nosotros hablar de nuestras vulnerabilidades, de lo que nos pasa, mostrar en el Teatro, a otros hombres, ¿Qué está pasando con este machismo?, Por qué Tenemos un mandato de masculinidad como diría Rita Segato, feminista argentina. Exponerlo como hombres y discutirlo con muchas generaciones, para modificar esta manera de pensar, ese es el objetivo del Teatro, en esta reunión comunal mostrar algo, esto somos, el error que estamos cometiendo, y así modificar las formas de pensar. El teatro es un instrumento para transitar hacia un nuevo orden.
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